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miércoles, 26 de octubre de 2011

Alguien a tu lado

Carolina se despertó esa mañana con la misma sensación extraña de los últimos días de soledad absoluta, esa que te embarga y te llena completamente. Esa soledad que continúa así por mucho que te acompañe alguien. A su lado descansaba él, su nombre... ¿a quién le importa? Se había convertido en una rutina últimamente, salir por las noches a intentar llenar ese vacío. Y por mucho que lo intentaba no lo conseguía. Le zarandeó el brazo para que se despertase y le dijo que se tenía que ir. Tras acompañarlo a la puerta se volvió a meter en la cama y se tapó con la manta hasta la barbilla. Quería llorar, necesitaba llorar, pero hacía tiempo que se le habían agotado las lágrimas.
Carolina suspiró, recompuso su sonrisa y se fue al salón, a aparentar que todo iba bien, como siempre. A afirmar que había sido una noche increíble, a decir lo mucho que había disfrutado. Pero aunque pudiese engañar a los demás, no se podía engañar a si misma. En su cabeza, o más bien deberíamos decir en su corazón, ese sentimiento de soledad, de necesidad, de falta de cariño seguía estando. Le faltaba algo, o más bien alguien. Alguien que estuviese a su lado desde que abriese los ojos hasta que los cerrase por la noche. Y no alguien que entrase en su cama a las 5 de la mañana y que se marchase al cabo de unas horas. Alguien que le abrazase y le hiciese sentir la mujer más deseada del mundo, y no durante una noche, sino todos los días. Alguien que le quisiese pasase lo que pasase.
Su compañera de piso seguía hablando, pero Carolina había dejado de escucharla hacía mucho tiempo. ¿Cómo explicarle que no le llegaba con sentirse deseada una noche? ¿Que necesitaba a alguien que se preocupase por ella? ¿Que viviese la vida con ella? Carolina, la que siempre había despotricado de las relaciones de pareja.
Y esa noche se volvería a acostar en el frío colchón, sola, con la sensación de que le sobraban kilómetros en su cama. Para levantarse al día siguiente y seguir aparentando que todo iba bien.
Carolina solo quería que la quisiesen.

6 comentarios:

- dijo...

"Y esa noche se volvería a acostar en el frío colchón, sola, con la sensación de que le sobraban kilómetros en su cama".
Desapareces por blogger, pero luego, vienes con textos de tal calidad y... Te lo perdono ;)
¡Espero poder seguir leyendote regularmente!

María dijo...

Carolina debería dejarse de tonterías y empezar a confiar un poco más en ella misma, yo lo dejo caer..
besos con sabor a fresa! :)

Pía Baroja dijo...

Debería tener un poquito más de autoestima para buscarse a otra persona, la persona que la quisiese. Pero claro, ya sabemos que esto nunca es fácil, ni muy posible.
Muy bonito texto, me alegro de tenerte por aquí.
Un besito!

Miss Frenesí dijo...

El amor no es ciego, así que debería abrir los ojos y buscar a otra persona realmente la quiera :)
Un beso enorme!

sin H dijo...

Estoy segura de que en cuanto Carolina se deje querer, tendrá alguien que no la haga sentir pequeñita, y quien ocupe la cama que para ella ahora es kilométrica.
Muy buen relato!
Muchos besos :)

Abbie dijo...

Quizás siendo más positiva lleguen a quererla. Igual debe acostarse más noches sola y pensar en quién quiere que la acompañe realmente.
Un beso Lucía