NADIE HA DICHO QUE LA REALIDAD SEA BONITA, O QUE NOS VAYA A GUSTAR. PERO ES LA REALIDAD Y ES LO QUE NOS TOCA VIVIR.
BIENVENIDOS AL MUNDO REAL

sábado, 9 de enero de 2010

Ella

Estaba soñando con ella y de repente se despertó. Miró el reloj. Las 3 de la mañana. Intentó volver a dormirse pero por más que lo intentaba los ojos no se le cerraban. Puso la mente en blanco, nada. Pensó en cosas bonitas, tampoco. Contó cien ovejas. Hacia delante y hacia atrás. Pero nada funcionó.

Se levantó de la cama y se dirigió a la cocina arrastrando los pies. Lentamente cogió un vaso, abrió la nevera e iba a sacar la botella de agua cuando decidió que era hora de hablar con ella. Cerró la nevera y fue de nuevo a la habitación, se tumbó en la cama, mirando hacia el techo. ¿Qué debía hacer? ¿Debía hablarle? ¿O tal vez debería seguir así, sin poder dormirse por las noches, pensando en todas esas cosas que tenía que decirle pero nunca había tenido valor? Tal vez, ese era el día perfecto. Respiró hondo y empezó a hablar:

-Hace tiempo que quiero decirte algo, no se si me estás escuchando, y no espero que me respondas. Es algo a lo que llevo tiempo dándole vueltas y nunca he tenido el valor para decírtelo, pero creo que no hay mejor día que hoy, precisamente hoy.

No sé, hay noches que me acuesto y me pongo a pensar en aquel día que nos conocimos, ¿lo recuerdas? Empezaba el curso, el último año en la universidad y el primero de nuestra vida juntos. Llevábamos cuatro años estudiando lo mismo y nunca me había dado cuenta ni de que existías. Pero aquel día entraste en clase cuando ya todo el mundo se había sentado, corriendo, acalorada y despeinada. Nunca olvidaré el momento en que te vi, a mis ojos eras la chica más guapa que jamás había visto. Al terminar la clase fui a hablar contigo, pero estuviste muy fría. Pasaban los días y yo no me daba por vencido. Cada día me acercaba a ti y te hablaba de nuevo, te ofrecía mis apuntes si faltabas a clase... Creo que incluso me llamaste pesado en alguna ocasión – una sonrisa afloró en su cara al recordar aquellos momentos – y de repente todo cambió. Un día me acerqué, me sonreíste y fuiste tan increíblemente simpática conmigo que me atreví a invitarte a salir. Y aceptaste. Después de aquella cita vino otra, y otra y más tarde otra...Ya han pasado veinte años desde aquella primera cita y sigo sin entender por qué la aceptaste, ¿qué te hizo cambiar de opinión? Siempre he tenido miedo a preguntártelo, miedo a la respuesta que me pudieras dar. Y lo fui dejando pasar – tomó aire, las lágrimas empezaban a aparecer en sus ojos – creo que ahora es demasiado tarde para preguntártelo.

Solo quería decirte que te sigo queriendo tanto como quise a aquella chica que entró corriendo en clase. Feliz aniversario cariño – se giró y apoyó la cabeza en su lado de la almohada, todavía olía a ella. Tantas cosas que decirle... Pero ya era tarde, hacía tres meses que se había ido y no había sido capaz de asumir que no iba a volver.

1 comentario:

Irene dijo...

aish...siempre me encantó éste...es genial :)